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 un sueño con los Kaulitz (twincest one-shot)

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deathprincess
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MensajeTema: un sueño con los Kaulitz (twincest one-shot)   un sueño con los Kaulitz (twincest one-shot) I_icon_minitimeMar Oct 13, 2009 12:31 pm

aclaro la fic no es mia, la enconte en un foro de TH y decidi subirla aqui


Ah… -Ese gemido le pertenecía a un chico de cabellos negros que se revolvía sobre el colchón.

Una extraña incomodidad le obligó a despertar al chico. Sentándose en su cama, suspiró dándose cuenta de que otra vez había humedecido sus cobijas con ese líquido. Avergonzado se levantó, miró que su hermano estaba aún profundamente dormido, con las mantas regadas en el suelo y entre sus brazos apretujando con fuerza la almohada con gran cantidad de saliva encima de ésta. “Hasta para dormir es un caos”, pensó el menor de los gemelos. Se acercó, colocando su mano en el hombro de su hermano, moviéndolo un poco.

-Tom¡hey!, despierta.

-Déjame, estoy ocupado —respondió a su hermano menor, somnoliento.

-¿Qué haces? —preguntó Bill sonrojado, pensando otras cosas de su hermano, suponiendo que solo fingía estar dormido.

-Durmiendo idiota, deberías hacer lo mismo. —Tom se cubrió su cabeza con su almohada.

Bill gruñó, buscó entre la poca luz de la habitación en donde se encontraban las cobijas. Las encontró y se dirigió a ese lugar. Después de acomodar las nuevas cobijas y de poner en uno de los botes que había ahí, las que fueron víctimas del pequeño “accidente”, fue a la habitación del baño, encendiendo la luz y mirando su reflejo; su cabello estaba hecho un desorden, su playera estaba movida. Miró su entrepierna que no parecía querer calmarse, aún pensando en el sueño que no recordaba del todo. De su boca salió un suspiro, tomó agua de la llave para refrescarse. Por todo el lugar se desprendía un incómodo calor.

Grabaciones, entrevistas, conciertos, recitales, firma de autógrafos… Habían hecho demasiado en poco tiempo, y su tiempo libre se iba encogiendo cada vez. Él tenía necesidades básicas: comer, dormir todas las horas que requería, no tener que ir al baño en tiempo récord, y la principal, que últimamente le estaba enloqueciendo, sexo.

El cuerpo de Bill descansaba sentado sobre el excusado, mirando la oscuridad en donde sabía que su gemelo dormía. De un momento a otro, con rapidez se desprendió de la playera y se levantó para mirarse al espejo, recorriendo con sus manos su propio vientre, dejando que su imaginación volara. Cerró sus ojos, la sensación de que otras manos le tocaban se volvía más real en cada segundo trascurrido… hasta que una voz le sacó del trance.

-¿Qué demonios haces? —El pelinegro abrió los ojos y, con sorpresa, miró que su hermano se encontraba ahí y le observaba de forma extraña. Bill sonrió sin quitar las manos de su vientre desnudo.

-Nada, solo me estaba mirando… ¿Quieres tocarme? —dijo sin ninguna doble intención aunque, Tom por su parte, sí entendió de otra forma las palabras de Bill.

-Estás muy raro… esa abstinencia te ha de estar enloqueciendo, mejor vuelve a tu cama. —Tom salió primero del baño y Bill agarró su playera que había dejado en el suelo, apagó la luz y fue hasta su cama—. ¿Quieres jugar Bill?

-Es muy tarde, y mañana tenemos otra odiosa entrevista —respondió volteando la prenda que hacía unos minutos se había quitado, pero antes de que lo hiciera, dos manos se lo impidieron.

-Creo que tu cuerpo no piensa lo mismo… Vamos Bill, ni tú aguantas tanto, solo un poco, veras que te sentirás mejor —insistió el chico de las rastas. Bill fijó su mirada teniendo una tentación difícil de rechazar—. Las otras chicas solo son caramelos para mí, yo te necesito a ti. Juguemos un poco —habló Tom, metiendo su mano bajo la ropa interior de su hermano menor.

-Uno… solo uno. —Tom sonrió triunfante, comenzó a succionar el labio inferior de su gemelo, caminando hacia atrás, hasta llegar a topar su cuerpo con la cama. Bill quería disimular su ansiedad para que su gemelo no quisiera aprovecharse de eso.

El mayor con un empujón tumbó a Bill sobre la cama, colocándose con cuidado sobre él, dejándolo entre sus piernas.

-Siempre he tenido curiosidad de que sientes… al hacer esto —susurró Tom, inclinándose hasta quedar su boca pegada al oído de su gemelo, iniciando los pequeños movimientos, rozando su cuerpo como Bill lo hacía, y como en más de una ocasión le había despertado.

Los gemidos no se hicieron esperar, de parte de ambos. Ahora Bill comprendía porque Tom lo pegaba más a su cuerpo con tanta brusquedad, mientras que Tom sabía la razón de por qué a su hermano eso se le hacía vicio.

Sin dejar de moverse, Tom se quitó la prenda superior, sintiendo las manos de Bill en sus glúteos y como sus uñas se encajaban ahí; dolía pero le gustaba. Tom, aunque quería torturar más a su hermano gemelo, le era imposible, él mismo quería moverse lo más rápido posible, pero Bill detenía sus intentos de acelerar el ritmo, sonriendo por cada mueca de enojo de parte de su gemelo mayor. El temblor y estremecimientos que sufría el cuerpo del mayor, se notaba mucho más, Bill se estaba desquitando de lo que le hacía.

Tom que no podía permanecer sentado sobre Bill, se recostó sobre su cuerpo, colocando sus manos detrás de él y agarrando sus hombros para impulsarse aún más, y así tener más contacto. Bill levantó sus caderas para hacer que el placer fuera aún mayor. Sentir el aliento de su hermano gemelo le excitaba de sobremanera a Tom, el deseo le quemaba. La piel de sus piernas y de sus pechos se encontraba… El gemelo mayor quería arrancar las prendas que lo separaban del cuerpo completo desnudo de Bill, no sabía si su hermano menor se dejaría, pero antes de que dijera algo, las manos de su hermano menor quitaron con desesperación la parte baja de ropa de Tom y segundos después, se quitó la propia.

Se miraron con complicidad y sonrieron, adivinando que pensaban exactamente en hacer lo mismo. “Siempre comenzamos con uno… y terminamos sin dormir”, dijo en su mente Bill, sintiéndose piel con piel a su hermano. La sensación era sublime, le sentía con mucha más intensidad después de que no le dejaran ni un momento a solas; hasta en otros hoteles se habían tenido que quedar juntos, porque no habían podido hacer reservaciones en otros mejores. La oportunidad ninguno de los dos la iba a desperdiciar, aunque a la mañana siguiente se sintieran zombis.

Los párpados de Bill se cerraron, para que su sentido del tacto se agudizara, pero el calor de su gemelo dejó de sentirse. Abrió sus ojos, para encontrar con que el rostro de Tom estaba entre sus piernas; Sus mejillas del menor se sonrojaron y entrecerró sus ojos, dejando que su brazo descansara sobre su frente. Un escalofrío recorrió toda su piel, al sentir la punta de la lengua de su hermano en su miembro, y los pequeños besos que depositaba en ese lugar; arqueó la espalda cuando los dientes de Tom le apretaron un poco.

-Te enseñaré que puedo ser mejor que tú en esto… —murmuró Tom. Bill levantó un poco su cabeza para mirar fijamente a su gemelo.

-Hazlo… —jadeó Bill.

Al instante sintió como la lengua de su gemelo se agitaba por todo su miembro, sus manos jalaron con fuerza las sabanas que cubrían el colchón, y sus dientes mordieron su labio y su propia lengua para no gritar de placer. Estaba agotado ya de esperar esos contactos y juegos con su gemelo, los necesitaba, cada beso, cada abrazo las acaricias que no dejaban de darse uno al otro. Tom introdujo por completo la erección de su hermano menor, haciendo que éste se arqueara más y colocara la mano izquierda sobre la cabeza, implorándole que no se detuviera. Qué oscura y cálida se había vuelto la habitación en tan pocos minutos.

El cuerpo de Bill estaba ya a punto de llegar al límite, Tom lo sabía así que retiró la boca del lugar; ese último instante se volvió tan lento, el menor pudo sentir el metal del piercing del labio de su hermano, pasando por todo lo largo de su miembro.

-Tom… —gimió el pelinegro, mirando a su hermano que gateaba hacia él para besar sus labios. Sus alientos se mezclaban, el olor de ambos era embriagante.

-Eres tan sensual —pronunció Tom al oído de su gemelo, tomando entre su mano la parte tan necesitada de caricias. Bill inclinó su cabeza hacia atrás, y gemidos y jadeos de su garganta escapaban, haciendo que el pudor desapareciera—. Es tu turno —anunció el mayor, sin decir palabra alguna el menor cambió de posición, quedando él entre las piernas de su gemelo, imitando lo que su hermano le había hecho.

Tom no despegó sus ojos castaños de la figura de su gemelo, las llamaradas de fuego recorrían su piel, al momento que la lengua de Bill y esa esfera de metal tenían contacto con su piel. La pasión ya no tenía freno cuando comenzaban a besarse, a tocarse piel a piel, siempre besos más largos y desesperados se hacían presentes. Como si fuese una paleta, Bill delineaba con su saliva cada pedazo de piel de la erección de su gemelo.

Sus sentidos se volvían mucho más reales que en cualquier otra ocasión al tener de esa forma a Bill; el gusto al saborear su cuerpo, el tacto cuanto estaba sobre él, debajo, a un lado, dentro, tocándole cada centímetro, la vista deleitándose con el causante de su descontrol, el oído en cada gemido que pronunciaba su nombre y pedía por más. Recordar cada momento junto a su hermano menor le estaba excitando aún más, y sin quererlo se vino en la boca de Bill. Tom no supo que decir, sintiéndose demasiado avergonzado. Bill separó su boca de Tom y le sonrió, un hilo de semen salió de su boca hasta su mentón.

-Y decías que a mi me hacía falta —dijo Bill riéndose un poco. Tom sentía mucho más deseo por su hermano y acortó la distancia y lamió los restos de sus fluidos que escaparon de la boca de Bill.

-Quiero tenerte —habló sin rodeos. El pelinegro sonrió satisfecho, poniéndose de gatas, dándole la espalda a su hermano. Tom se puso sobre éste, con una de sus manos estimulaba a Bill, y con la otra tomó su miembro, rozando la entrada de su gemelo.

El líquido comenzó a salir de Bill, su hermano mayor lo tomó, impregnándolo en sus dedos para lubricar la entrada del pelinegro. Pasando unos minutos del dolor al placer, el de las rastas puso de un jalón a Bill acostado bocarriba. El menor subió sus caderas para ayudar a su hermano a penetrarlo, poco a poco se introdujo en el, teniendo cuidado de no lastimarlo, controlando el deseo salvaje, Tom se encontraba aprisionado entre las piernas de Bill. En esos momentos de intimidad, el mayor se sentía dueño de su gemelo, y Bill al mismo tiempo le recordaba que su único dueño era él. Sus latidos se aceleraban, al igual que las embestidas de parte de Tom.

Los brazos de Bill rodeaban el cuello de su gemelo, en otras veces le rasguñaba los brazos, la espalda y todo lo que sus manos alcanzaran; Tom no se quejaba, ese dolor le era placentero. Una de las manos del mayor se coló al pecho de su gemelo, para acariciar los pezones de éste, disfrutando también la piel suave y tersa. En cada penetración, los más bajos instintos salían a flor de piel, dejando de lado cualquier otra cosa. Más que la necesidad que se tenían, llegando al orgasmo ambos, Tom se tiró encima de Bill. El menor quería tener más porque el hacerlo con su hermano, que le poseyera, se había vuelto un vicio.



-Tomi, házmelo otra vez —susurró Bill. Tom se quejó.

-Estoy muy cansado… —dijo Tom, sin hacer ningún esfuerzo por levantarse de encima de su hermano. Bill se decepcionó un poco, pero al mirar a Tom, todo ese sudor en su cuerpo, quizá no debía ser tan egoísta—. Pero si quieres más….tengo una idea… házmelo tú.

-¡¿Eh¿Yo? —cuestionó el menor, ni creyéndosela él mismo. En silencio su gemelo asintió, moviéndose a un lado, hasta quedar acostado de lado de su hermano.

-Ven y hazlo de una vez —dijo el mayor, fingiendo que le estaba ordenando. Bill, con un poco de nerviosismo se puso entre las piernas de Tom, ya lo habían hecho antes, pero esa sensación de que era la primera vez, no se iba.

Bill pretendía comenzar a acostumbrar la entrada de su gemelo con su lengua, pero antes de que lo hiciera, Tom le detuvo con sus palabras.

-Espera Bill… no es necesario, penétrame de una vez.

-Pero… idiota, podría lastimarte —regañó Bill. Tom le sonrió, acariciando su mejilla

-Estaré bien, solo hazlo, o te dejo aquí alborotado, para que te satisfagas manualmente… —advirtió el de las rastas, mirando desafiante a su reflejo.

-No te atreverías… —musitó Bill. Tom comenzaba a levantarse de la cama, pero la mano de Bill lo hizo volver a la posición anterior—. Está bien, como quieras… pero no me eches la culpa. —Tom se incorporó sentándose, Bill le miró desconcertado.

-Ven, siéntate en la orilla de la cama —pronunció Tom levantándose y apuntándole el lugar que le había dicho.

Bill se excitó al mirar el cuerpo desnudo de su gemelo y sorprendido se dio cuenta que se encontraba en el mismo estado que el suyo, se “notaba” demasiado. El pelinegro obedeció a su hermano mayor, y cuando el iba a preguntar el por qué de hacer aquello, su gemelo se sentó encima de él, guiando con su propia mano la erección de Bill para que le penetrara. Unas pequeñas lágrimas lucharon por salir de los ojos del mayor de los Kaulitz, y éste, para evitar cualquier gemido de dolor, besó a Bill. El menor no se sentía del todo cómodo con la situación, mirando que su hermano sufría, pero la expresión de Tom cambio rápidamente, del agudo dolor al adictivo placer. Tom no dejaba de moverse encima de Bill, su hermano menor le ayudaba también a moverse.

-Esto no es… ah… suficiente. Necesito más —jadeo Bill, levantándose, cargando a su hermano hasta una pared, recargando la espalda de Tom en esta, para penetrarlo con más fuerza.

Bill llegó al orgasmo, pero Tom no lo había hecho. El menor bajó con cuidado el cuerpo de su hermano. Tom olvidándose de su cansancio anterior, puso el pecho de su gemelo pegado a la pared, levantó una de sus piernas y se introdujo en él de un solo golpe. Bill que estaba demasiado excitado se olvido del dolor, jadeando por más y más. La entrepierna del menor se estaba endureciendo nuevamente, eso le estaba enloqueciendo, no podía acostumbrarse a la pasión desenfrenada que se provocaban él y su gemelo.

-Tom… aaah ¡Tom! Yo… quiero hacértelo… ah…. Déjame, por favor… ¡AAh! — gemía el de cabello negro y su gemelo parecía ignorar cada una de sus palabras, cegado por el deseo.

El menor como pudo, se quitó el cuerpo que lo aprisionaba entre la pared, lo agarro y lo tiro encima de la cama del mayor, que rechinaba a cada movimiento, Tom estando de espaldas estaba indefenso y Bill aprovechó el momento para unirse nuevamente y por completo con su hermano; Tom no hizo más protestas. Después de unos segundos, gimiendo sin poder detenerse, y los rechinidos del colchón eran casi tan sonoros como los gemidos de ambos gemelos.

En la habitación contigua los dos chicos que intentaban dormir. Intentaban ya que era casi imposible con tantos ruidos nocturnos.

-Maldición, pensé que Tom se había desahogado con esas rubias —dijo Georg molesto, buscando su reproductor de música.

-No sé como Bill aguanta que Tom traiga chicas a la habitación… ¿será que Tom convenció a Bill de hacer una orgía? —comentó Gustav mirando al castaño. Se quedaron en silencio unos minutos, escuchando los rechinidos del colchón y los gemidos, ambos rieron—. Imposible, Bill no es un adicto al sexo como Tom.

-Ni quiero imaginarme si los dos lo fueran —bromeó Georg, quizá también diciendo una media verdad. Antes de que la música comenzara, escuchó la voz de Bill gimiendo, quitó rápidamente los aparatos de sus oídos—. ¿Haz… escuchado eso?

-S…sí¿tú crees que…? —Georg asintió ante la cuestión de Gustav, ambos salieron de su habitación dirigiéndose a la puerta de la alcoba de los gemelos—. No deberíamos mirar… quizás es la primera vez de Bill —comentó el rubio, pero Georg ya estaba entreabriendo la puerta, la curiosidad era fuerte y también miro de igual manera que el castaño. Cerraron lo más rápido posible, volviendo lo mas rápido a sus alcobas, pálidos se miraron.

-¿Tú viste que Bill se estaba cogiendo a…? —cuestionó Georg a Gustav para asegurarse de que no había alucinado. El rubio asintió. Ambos se acostaron, perturbados de lo que acaban de ver—. Espero que pronto despierte de esta pesadilla… y si no lo es, no me lo recuerdes mañana. —Georg no le contestó nada.

En la otra habitación, Tom le proponía a Bill:

-¿Qué te parece si hacemos un pequeño aperitivo? —habló, lamiendo el lóbulo de la oreja de Bill

-Mm… ¿cómo que? —preguntó Bill, sintiendo que se humedecía con solo imaginarlo.

-El 69… —Una sonrisa morbosa se formo en los labios del pelinegro y se puso en posición para comenzar.

-Oye Tomi¿hace rato no escuchaste como que abrían la puerta?

-Para nada, ha de ser tu imaginación… ¿comenzamos? Si yo me vengo antes que tú, te daré “masajes” en cada descanso de las grabaciones.

Bill aceptó el trato de inmediato y le dijo:

-Y si yo me vengo antes que tú, jugamos a las “sentadillas” después de la entrevista. — Tom comenzó, al menos con esa apuesta soportarían estar como zombis al día siguiente.


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Neki_Emaleth
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MensajeTema: Re: un sueño con los Kaulitz (twincest one-shot)   un sueño con los Kaulitz (twincest one-shot) I_icon_minitimeMar Oct 13, 2009 3:07 pm

eestoo... Esta algo mareante la narracion... Pero melae leido entera XD
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MensajeTema: Re: un sueño con los Kaulitz (twincest one-shot)   un sueño con los Kaulitz (twincest one-shot) I_icon_minitimeSáb Dic 19, 2009 1:47 am

La narracion me mareeo algo! cuando narraba tom pensaba qe era bill y viceversa :S!
Peroo enfiin O_O guss y georg los vieron o.O
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MensajeTema: Re: un sueño con los Kaulitz (twincest one-shot)   un sueño con los Kaulitz (twincest one-shot) I_icon_minitime

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